Los Leones, por poner un ejemplo, jugaron anoche en Santiago ante las Águilas, hoy tendrán un doble enfrentamiento a partir de las 3.00 de la tarde en el Julián Javier. Los melenudos en vez de tomar carretera en la madrugada pernoctaron en Santiago. Los Gigantes llegaron alrededor de las 4.00 de la madrugada, para estar en el Estadio Julián Javier a las 12.00 del medio día de hoy.
En 20 años cumplidos ligado al Otoño-Invierno, a través la radio, la televisión, la web y desde el 2004 hasta hoy produciendo antesalas y extra innings, he conocido mucho sobre las cosas que para los que estamos ligados al juego son comunes, pero la generalidad del fanático no conoce.
Los encuentros de béisbol en días normales oficialmente comienzan a las 7.30 de la noche, no obstante los preparadores del terreno de juego del estadio, que almuerzan y cenan en el play, inician su labor un día antes de efectuarse el partido del día siguiente. Los encargados del terreno colocan las lonas al caer la tarde del día previo al enfrentamiento. Las lluvias han convertido a esos muchachos preparadores del terreno en héroes anónimos de este torneo.
En la mañana temprano estuvo lloviznando, en ese caso se dejan puestas las lonas hasta que el sol toma fuerza. Hoy el trabajo será extra por el doble juego y considerando que los jugadores de casa han de llegar más temprano que de costumbre al estadio (incluso más que los domingos, días que se juega a las de 4.00 de la tarde).
Los jugadores home club se presentan al estadio a las 2.00-2.30 si el juego es en la noche. Los equipos visitantes normalmente llegan a las 5.00 de la tarde, unas dos horas y media previo al inicio del juego. Los jugadores de casa se van a matar el tiempo durante más de una hora, hasta reunirse, colocar el line up, recibir las orientaciones del dirigente y si hay mala racha se hablará en varios idiomas con el gerente, incluso a veces le mencionan hasta el árbol genealógico a algunos jugadores que no tienen el béisbol en sus cabezas. Los visitantes llegan, practican durante unas dos horas y a eso de las 7.00 se van al club house hasta la hora de juego.
El viaje más lejano se produce desde y hacia La Romana. Cuando los Toros vienen a San Francisco o los Gigantes van a La Romana se toman más tiempo después del juego. Los demás equipos tardan regularmente entre 15-20 minutos para bañarse, recoger sus cosas y tomar carretera en su autobús. En el caso de los jugadores de los Toros o los Gigantes, éstos cenan en la guagua que los conduce hacia sus ciudades debido normalmente al viaje largo y que hay pocos negocios de comida abiertos en la madrugada.
A los ejecutivos de equipos y visitas distinguidas se les reservan varios palcos. Los jugadores reciben sus boletas de cortesía que nunca son suficientes. Algo llamativo es que en el club house se ve de todo, desde juegos de cartas, relajos de todo tipo, jugadores desnudos enseñando sus utensilios íntimos como si nada, en fin que de alguna manera hay que matar el tiempo antes de iniciar un partido.
A los jugadores importados hay que darles siempre un trato preferencial, con muy buenas condiciones de hoteles y buenos salarios. Aparentan pastores de Belén, pero son tan amigos de las parrandas como el que más. Eso sí, educados en extremo a la hora de conversar o preguntarles algo. Algunos criollos exigen todo tipo de privilegios, incluyendo mucho dinero para enfundarse sus camisetas invernales.
Hay muchos detalles y otras cosas del inside del juego que no se ven en la hoja de anotación o box score, incluyendo algunas muy comprometedoras, que a veces se quedan tras bastidores por respeto al negocio.