27 de enero del 2010
Por Súlgida Nin
Rocainformativa.com
Periodista Súlgida Nin |
Madrid, España, R. D. Haití no está solo. Está en las manos de Dios, cuyo infinito amor se manifiesta con la ayuda de las naciones del mundo. La humanidad está con el pueblo haitiano.
Nos preguntamos: ¿Cuáles serian las primeras reacciones de éste pueblo ante el desastre? De angustia, de tristeza, de pánico, de miedo, de desesperación, dolor, y sólo Dios sabrá cuantas otras emociones.
No sabían nada, ni de ellos, ni de nadie; pero, Poco a poco, con el paso de los días, la angustia, la tristeza ha ido aminorando, y dando pasos a nuevos sentimientos, los de esperanza, de fe, de valor de fortaleza.
No han estado solos en ningún momento, aunque la desesperación se haya apoderado de ellos y es normal. La mala distribución de la ayuda, la falta de orden en la atención médica y otros servicios. Lo que es normal en caso como estos, donde la paciencia del desesperado no aparece como virtud.
Hoy, el mundo ha vivido y sentido la tragedia, Ésta ha servido también para que los seres humanos sensibles del mundo vuelvan a preguntarse el ¿por qué ese pequeño país ha vivido hasta condenado a tanta pobreza?, una pobreza que parece no haber importado a nadie o a muy pocos hasta ahora
Hoy la humanidad entera sabe donde esta Haití y cuáles son sus coordenadas
Hoy el mundo está consternado por la magnitud de este sismo que se apoderó de Haití queriendo borrarlo del mapa;
Demos gracias a Dios por la solidaridad del mundo, por el grano de arena aportado para esta causa por los pueblos que constituyen la humanidad que olvidando muchos de ellos sus propias necesidades han dicho presente.
Hay que destacar que el mundo se volcó hacia Haití y a la vez felicitar al pueblo dominicano por la entrega incondicional que está brindando a su hermano y vecino más cercano.
En mí vive la esperanza que se afianza al escuchar las noticias de la solidaridad y el plan de emergencia y su financiamiento, aunque lucho con el escepticismo, por ser hijo de la experiencia
Confío en la capacidad de los haitianos para sobreponerse, ellos son dispuestos y trabajadores lo han demostrado en cualquier lugar en donde se le ha dado la oportunidad.
Acostumbrados a no tener nada, de seguro ahora tienen el compromiso de levantar el país con esfuerzos diario, mancomunados y unidos al mundo para luchar dejando enterrado con el sismo y sus derrumbes lo malo del pasado.
Me pregunto ¿cómo será el nuevo Haití? y albergo la esperanza que resurja sin hambre, sin violencia, con amor en sus corazones, con deseo de progreso, con disposición. Así lo espero, así sé que será
Hoy recuerdo las palabras del padre Ángel –mensajero de la Paz «no olvidar al pueblo de Haití»