20 de febrero del 2010
Por Andrés Toribio
Rocainformativa.co
 |
| Profesro Andrés Toribio |
Santo Domingo Este, R. D.- El oficio de profesor es difícil, demanda una extensa experiencia. Lo primero que debe entender todo aquél, que tenga la intención de dedicarse a la enseñanza, es hacerse una introspección para percatarse si dentro de su ser existe un espacio que lleve por lo menos el nombre de vocación.
El arte de enseñar exige una entrega total, basada en el amor, en la búsqueda de conocimientos, los cuales lleven a modificar la conducta de los niños y jóvenes, para lograr el avance que todos esperamos en el seno de nuestra sociedad.
Para eso, hay que tener presente que: “cada ser humano es el producto de dos factores: la herencia y la educación. Mientras la primera tiende a proveerle de los órganos y las funciones mentales que le transmiten las generaciones precedentes, la segunda es el resultado de las múltiples influencias del medio social en que el individuo está obligado a vivir. La acción educativa es una adaptación de las tendencias hereditarias a la mentalidad colectiva: una continua aclimatación del ente en la sociedad.
Es una actividad constante, la cual no se logra sin disciplina. El primer trabajo del niño, debe ser aprender a trabajar. “Antes de formar un espíritu, hay que formar una voluntad”. Pero además, tenemos que tener presente que la enseñanza más importante es la elemental. Saber que estamos formando un sujeto, no para la escuela, sino para la vida, el cual tendrá que modificar una realidad por el bien de sus demás congéneres. Con un trabajo honesto, arduo, con nuestras metas siempre presentes lograremos lo que aspiramos. Porque la educación “es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”.
