Por Andrés Toribio
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Profesor Andrés Toribio |
Santo Domingo Este, R. D.- El logro del aprendizaje de una segunda lengua puede quedarse sólo en las aspiraciones de sus auspiciadores, si no se toman en cuenta ciertos factores los cuales inciden de manera directa en el proceso. La inquietud es válida en el sentido de preparar a nuestra juventud para que a través de su preparación, mejore sus condiciones materiales de existencia. De esa manera, podrían estos jóvenes insertarse en el mercado laboral, llámese zonas francas, así como en el sector turístico y en otros espacios, los cuales exigen el dominio de otro idioma, en este caso, el inglés.
Pero a medida que el programa se ha ido aplicando, se han identificado algunos obstáculos que impiden el verdadero aprovechamiento del mismo, lo que puede llevarnos a creer que es un “programa más”, como los que se han implementado en otras áreas sin la obtención de los logros deseados.
El programa adolece de una verdadera planificación, ya que sólo se cuenta con el libro de texto, un par de grabaciones, las cuales no hay dónde escucharlas, pues, no se cuenta con los equipos que servirían de soporte al intento de enseñanza. Pero además, no existe un laboratorio de idiomas en los liceos, la mayoría de escuelas, no cuentan ni con el espacio físico adecuado para el buen funcionamiento. Las instalaciones eléctricas de los centros educativos están dañadas, los enchufes no funcionan. De modo, que el éxito del programa desde ya está amenazado.
Otra razón es, la falta de profesores aptos para obtener los logros establecidos, sin los lugares adecuados, hábiles, sin energía y sin los equipos necesarios, difícilmente, se pueda conseguir lo esperado. Con esas carencias, será poco probable que nuestros hijos y nietos aprendan inglés u otra lengua.
Esperamos poder recuperar parte de la gran inversión que suponemos se ha hecho, ya que el Estado, como dice el pueblo no tiene “dolientes”.