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Hipólito Mejía: ¡Otra vez en busca del poder! (2 de 3)

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Por: José Núñez Pérez

Rocainformativa.com

Desarrollo de su campaña

Se empieza la formación de las estructuras para la campaña electoral o la maquinaria electoral. Otros dirían que se “soltaron otra vez los caballos del PRD”.

La coyuntura electoral no puede ser mejor para el flamante candidato del partido del jacho prendío, el ingeniero Hipólito Mejía. Ya Miguel Vargas Maldonado, a regañadientes, tiene que aceptar la realidad, con o sin razón no tiene de otra. Se le impuso definitivamente “el Guapo de Gurabo”.

Además, el posicionamiento de Hipólito Mejía se encontraba en las nubes, por encima del 60%. Parecía de ensueños. Navegaba solo; sin obstáculos en su camino, mientras en el Partido de la Liberación Dominicana existían algunos forcejeos, aunque el tema se manejaba con un poco de discreción. Es su estilo. Pero la situación estaba como candelita en basurero, ardiendo por  abajito.

Al iniciarse la referida formación de la estructura de campaña del partido blanco, aquí comienzan las primeras señales –en este nuevo escenario—de las rebatiñas y de patear los que perdieron y los que huelen a Vargas Maldonado, más que olerles parece que les hedían, no lo disimulaban, siendo Hipólito Mejía el principal mentor de esa errática estrategia.

El presidente del PRD y el hombre millonario, además, ya no hace falta. La arrogancia de Hipólito Mejía está en su máxima expresión, con una verborrea inaceptable e inexplicable en tiempos de campañas electorales, donde lo que prima es la unificación de su partido.

Parece que el ingeniero Mejía, olvidaba  o subestimó lo que tanto veces oyó decir hasta el cansancio al máximo líder de su partido, el doctor José Francisco Peña Gómez, cuando planteaba:   “el PRD unido Jamás será vencido”, queriendo decir que desunido es una presa fácil, bultera, una mole de acero con base de arcilla o también una estatua de cemento con base de barro.

Con ese mareo de su posible regreso al poder y, de paso no conforme con patear a Miguel Vargas Maldonado, se lleva de paro a los principales dirigentes del PRD que son del grupo de quien fuera su principal  adversario en la contienda interna recién pasada por la candidatura presidencial. 

Hipólito Mejía rompió con una cultura perredeísta impuesta o diseñada por el doctor Peña    Gómez, donde las áreas de mandos se dividían acorde con las fuerzas que se había demostrado o alcanzado en las diferentes zonas y ciudades en el proceso electoral interno que acababa de finalizar.

Aquí no importó tradición ni costumbre, mucho menos quien la sugirió. El ya candidato del partido blanco actuó como un ciclón batatero, barriendo todo lo que olía  a Vargas Maldonado, literalmente se lo llevaba de paro, aunque como siempre, existen las excepciones.

El ex presidente Mejía parecía ignorar que se iba a enfrentar al PLD y a su candidato presidencial Danilo Medina, y se siente muy confiado. Para muestra un botón: sale del país por cuarenta y cinco días en la primera etapa del desarrollo de su campaña, no sin  antes haber ratificado su compañero de boleta a la vicepresidencia de la República, el licenciado Luís Abinader, que se constituyó en su primera pifia electoral; por tanto, ese viaje es la tercera, ya que debemos recordar que ignorar o patear a los dirigentes del PRD pro Miguel Vargas fue su segundo gran error.

Así comenzó a desarrollar su campaña formal en busca del poder, subestimando a sus compañeros valiosos que no lo apoyaron desde el principio, incluyendo al presidente de su partido, que aunque él – Hipólito Mejía –  no lo creía, Miguel Vargas Maldonado, no estaba mal posicionado en la población para alcanzar el triunfo electoral en estas elecciones del próximo 20 de mayo, según los estudios del mercado electoral que se hicieron para la época.

Es más, tenía y tiene menor taza de rechazo que el ex presidente y ahora candidato a la presidencia de la República por el PRD, lo que lo hacía salir el mejor posicionado dentro de los perredeistas.  

En definitiva, con números muy favorables, rompiendo los parámetros posibles de objetividad en todas las encuestas de simpatía electoral, sólo en la selva política dominicana, así termina Hipólito Mejía la segunda etapa de su tercera aspiración a la presidencia del país.

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