Lo planteado en el párrafo anterior, una de las formas de llevarlo a la práctica es mediante votaciones internas o también pueden ser abiertas.
El método de elección interna, aquí solo participan los miembros o los que están organizados en el partido o la institución de que se trate, o sea, es un procedimiento exclusivo de los militantes y amigos organizados en un listado hecho previamente para tales fines.
En las elecciones abiertas, donde participan todos los ciudadanos interesados, se considera que esta forma de escogencia es la más democrática, por cierto, siempre y cuando se creen controles, se equilibre la competencia, evitando que el factor dinero sea el determinante principal y no la voluntad de las mayorías.
Otros procedimientos de escogencia de aspirantes a puestos electivos son las encuestas, el consenso entre las partes involucradas y el método del dedo, que es una simple elección directa por señalamiento. De éstos tres, el método más justo y democrático es el de las encuestas, solo es superado por la aprobación de las mayorías, es decir, por las elecciones abiertas.
Ahora bien, todos estos procedimientos y los que no hemos citados, ya que nos circunscribimos a los más utilizados, generalmente están plasmados en los estatutos de las organizaciones que deben escoger sus aspirantes o autoridades a través de votaciones.
La escogencia de un candidato por el método del dedo, es la selección más antidemocrática, además, riesgosa, si no existen estudios previos de encuestas de simpatías electorales.
El caso de las encuestas de simpatías electorales
Éstas se hacen por primera vez en el país en el 1978, y se han puesto de moda en las últimas tres décadas, específicamente a partir del año 1982, aunque no es un método democrático, cuando las encuestas se realizan con todo el rigor científico, son inclusive más exactas en orientarnos a tomar las decisiones correctas para lograr el objetivo y las imposiciones tienden a ser más acertadas, casi siempre se logra lo planificado.
Con este procedimiento de aplicar encuesta para hacer una escogencia, decide el pueblo, se hace con una muestra o porcentaje que siempre es ínfimo con relación al total de la población (menos del 0.03%), pero representativo de todo el conglomerado social.
En esta modalidad de seleccionar a un candidato por un partido político, lleva la de ganar o quedar en el primer lugar regularmente el más conocido, no el que tenga más estructuras y amarres internos, tampoco el que sea el líder del partido entre sus compañeros.
En el método de escoger candidaturas por encuestas, se le atan las manos en un porcentaje significativo a los grupos internos, aquí surge el candidato que el pueblo quiere y no tal vez el que se lo merezca por su trayectoria o por las causas que fueren.
Aterrizando a la realidad, ahora mismo por ejemplo, en el Partido de la Liberación Dominicana, que no le queda de otra, el tiempo no se negocia ni da treguas, después de un hecho trágico e inesperado, hay que buscar el sustituto o reemplazo para el candidato de la alcaldía de Santo Domingo Este.
Las encuestas en estos casos son la salvación de la unidad interna, de ahí va a surgir el candidato con mayores condiciones, el de más calidad, por lo menos para garantizar, tanto el triunfo electoral como continuar con el avance del referido municipio.
1ero. de febrero, 2016.-