Al parecer, el formar nuevos líderes nacionales se hace imposible sin el apoyo de una institución estatal y que ésta maneje un presupuesto de cierta significación, lo que le va a permitir tener mayores probabilidades para contribuir con el afianzamiento de ese objetivo.
Además, no importa que estemos llenos de medios de comunicación masivos en todas las vertientes; escritos, radial, televisivo, internet, el facebook, twiter… se ha convertido en una tarea inalcanzable hacer un líder nacional, con una aceptación importante, sin éste fungir como funcionario de primer nivel, como sucedió, por ejemplo, en las décadas de los años 50 al 90, donde encontramos los casos de Juan Bosch, Peña Gómez, Leonel Fernández, entre otros. Ciertamente no necesitaron ser funcionarios públicos para desarrollar sus liderazgos.
Cada uno de estos líderes citados precedentemente, con su grado de aceptación significativo y características de personalidad diferente, aunque todos con un buen nivel de intelectualidad.
Los liderazgos ya no están dependiendo de buenos discursos y del convencimiento de las palabras, del mensaje ideológico, ya éste parece que se esfuma, que no se le valora, el crecimiento y la popularidad de los supuestos líderes del momento depende casi exclusivamente de la capacidad del funcionario para hacer nombramientos, dar colaboración, ayudas y cualquier otra modalidad que refuerce el clientelismo. Ahora ese es el «mensaje» que llega.
Quien no tiene la posibilidad o las relaciones de agenciarse un decreto en una dirección general o en un ministerio no va a poder soñar con ser candidato presidencial con posibilidad de alcanzar o llegar a un pírrico 4 ó 5 por ciento del voto popular.
El último espécimen de esta clase política que pudo crecer sin antes llegar a ser funcionario es una figura conocido por todos, se trata del doctor Leonel Fernández Reyna.
Es oportuno aclarar que el doctor Leonel Fernández recibió el mayor apoyo, primero, del Profesor Juan Bosch, cuando lo seleccionó como su candidato vicepresidencial para las elecciones de año 1994, y su segundo gran apoyo fue cuando los JB; Juan Bosch y Joaquín Balaguer le levantaron las manos en el Centro Olímpico, el día 2 de junio del año 1996, para enfrentar políticamente y cerrarle el paso hacia el poder al doctor José Francisco Peña Gómez.
Entonces, lo que debe quedar claro, es que los tiempos de hacer liderazgo político nacional, inclusive local, sin el soporte de una institución pública con un buen presupuesto, es un asunto del pasado, estamos en los tiempos que vale más o tiene más fuerza la ayuda en cualquier especie que la palabra.
¿Parece que vale más cualquier tipo de ayuda económica que oír un buen discurso político, lleno de sueños y esperanzas, cargado de ideología?
Santo Domingo Este, Rep. Dom.-