La experiencia en este asunto de la escogencia de un buen candidato presidencial cuando nos vamos a los antecedentes de los últimos procesos electorales, la realidad que se muestra es la siguiente y es al mismo tiempo esa realidad la que nos permite tomar las mejores decisiones cuando es atendida por los aspirantes presidenciales y sus acólitos.
Aquí debemos valorar, no dejar pasar por alto el nivel de desarrollo de un país, la cultura, cómo están organizados los partidos políticos, las formas de elegir sus autoridades, cuál régimen impera, aún sea en la forma…, en fin, las respuestas parecen no tener límites.
Es este contexto donde se envuelven tantos intereses, vamos a realizar un análisis de la historia reciente en nuestro país de las últimas dos décadas, más o menos, lo que nos permitirá llegar a conclusiones apegadas a la verdad.
Para corroborar con el párrafo anterior, debemos anotar que en el año 1990 se dio una combinación ideal en este mundo político que pocas veces se repite en un país, ya que se juntaron el apoyo unánime al líder de un partido, el apoyo mayoritario del pueblo y la necesidad de un cambio de gobierno, y sólo se vislumbraba una única opción para lograr este deseo del anhelado cambio, todo se volcaba en un solo hombre, en el profesor Juan Bosch y su Partido de la Liberación Dominicana.
Siguiendo en el hilo histórico de los párrafos anteriores, lo mismo ocurrió para el año 1994, con las diferencias en dos variables fundamentales; la primera, que la necesidad de cambio se expresaba como mayor intensidad, y la segunda, el actor principal que debía encarar esa realidad de cambio; el doctor José Francisco Peña Gómez y el PRD, esta vez ya no eran Juan Bosch y el PLD.
El pueblo impuso su deseo, ganó el PRD y Peña Gómez, aunque no lo dejaron consumar el sueño de gobernar al igual que en el año 1990 pasó con el PLD, con la diferencia de que este fraude fue mucho más grosero y las evidencias estaban bien documentadas en las actas de votaciones.
En el año 1996, el panorama se veía en principio favoreciendo a un partido y a un hombre, al PRD y al doctor José Francisco Peña Gómez nuevamente, pero existía una surrapita y el quille del doctor Joaquín Balaguer con este líder de popularidad incuestionable, todo venía por lo que le hizo pasar Peña Gómez en el año 1994, después del vulgar fraude que se demostró que ejecutó contra este líder y su partido, pero este no es el tema que estamos desarrollando.
Continuamos, en el 1996 además del factor Balaguer y el PRSC, el PLD venía desarrollando organizadamente un proceso interno muy original, parecía una competencia deportiva, transparente y limpia, con una fuerza que sólo podían oler y percibir los participantes de este proceso, los menos de quince mil miembros del PLD.
Este proceso se veía cerrado aparentemente, ya que los participantes o miembros del PLD tenían los oídos puestos en el corazón del pueblo, las experiencias y los tropiezos, además de la pura realidad no les dejaron de otras si realmente querían competir por el poder.
Ciertamente, para el año 1996 los precandidatos del partido morado en su escogencia orgánica, es decir interna, fueron el licenciado Norge Botello y los doctores Euclides Gutiérrez Félix y Leonel Fernández.
Al principio de este proceso, el pueblo y los propios miembros del PLD en sentido general, entendían que este asunto se iba a definir entre Norge Botello y Euclides Gutiérrez Félix.
En pleno escenario de este debate por la candidatura a la presidencia del tercer partido del país para esa época y que venía de sufrir un descenso abrumador, decepcionante en su votación, bajó de más de un 34% a menos de un 15 por ciento, pero cuando las reducidas bases del PLD observaron que el hombre que entonaba, que estaba en su momento y que además poseía el potencial en el pueblo era Leonel Fernández, no lo pensaron dos veces, ahí estuvo el secreto, pusieron los oídos en el corazón del pueblo.
Realmente apoyaron al hombre que venía de ser el compañero de boletas del líder, del profesor Juan Bosch, pero que nunca se creyó por encima de él, no lo confrontó, supo esperar el momento de tomar la decisión o de esperar que le pasaran la antorcha.
Continuará…
Santo Domingo Este, Rep. Dom.-
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