La abundancia y la carencia: las dos caras de la oportunidad en nuestra sociedad

Miércoles, 18 Febrero 2015 08:58 Escrito por  Publicado en Opiniones
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Vivimos en una nación, en donde el término oportunidad, tiene diversos contextos sociales y diferentes ámbitos de aplicación, aunque la mayoría del pueblo, desconozca esta tan sigilosa y temible realidad. Por ejemplo ¿Se han preguntado alguna vez, a qué una persona de alta capacidad económica, le llama oportunidad? ¿Y a qué una persona de baja capacidad económica, entiende cuando escucha y/o utiliza la palabra oportunidad?, en términos generales es posible entender el significado de oportunidad, como a lo conveniente de un contexto y a la confluencia de un espacio y un período temporal apropiada para obtener un provecho o cumplir un objetivo. Es decir, las oportunidades, son los instantes o plazos que resultan propicios para realizar una acción.

Si se puntualiza ese concepto, y se adapta a las dos incógnitas puestas en cuestión anteriormente, se podrá comprender mejor el por qué la abundancia y la carencia de la oportunidad en nuestra sociedad, constituye una silenciosa y terrorífica realidad.

Primera incógnita: una persona con una “excelente estabilidad económica”, por poner un ejemplo, que devengue RD$60,000.00 pesos mensuales,  que si se distribuyen entre 3 familias humildes de nuestro país, económicamente hablando, dicho monto bastaría para sustentar al menos, con la “alimentación” diaria de esas familias, y quizás ni así, ya que la canasta familiar básica oscila entre los RD$23,000.00 mensuales, cuando los ingresos por salario amainan a RD$14,000.00, dicha persona que en nuestra sociedad perciba un salario igual al del monto previsto en el inicio de este párrafo, entenderá la palabra oportunidad, en otro tenor distinto a la de una persona, que solo recibe aproximadamente el 23.4% de ese sueldo.

No obstante, otro flagelo que influye es el poder descomunal que ostenta el “tener buenas  relaciones”, ya que puede existir un sin número de oportunidades, pero como generalmente, las personas que poseen una buena posición económica, son las que están mejor relacionadas a nivel social, entonces la abundancia de oportunidades solo se queda flotando dentro de ese hemiciclo, y automáticamente se convierte en carencia de oportunidades para aquellas que por cuestiones sociales, pertenecen a una clase social inferior, y por lo tanto, tampoco tienen suficientes buenas relaciones, para aprovechar las oportunidades.

Segunda incógnita: una persona con una “reducida capacidad económica”, que por ejemplo, devengue tan solo el salario promedio citado en el párrafo anterior, tendrá un concepto diferente acerca de la palabra oportunidad, puesto a que su situación social lo margina, lo aísla y lo cohíbe de disfrutar de las mismas oportunidades, que una persona de alta envergadura económica, porque es más que cierto, que en nuestra sociedad, tiene más peso la cantidad y calidad de relaciones sociales que tengamos, que nuestra capacidad, habilidad o inteligencia para resolver un problema o ejercer un trabajo, ya que el modelo que se nos ha implantado al habitante de este espacio terrestre de aproximadamente 48,311 kilómetros cuadrados, es de que: generalmente, si no tenemos “buenas relaciones sociales”, la carencia se convierte en una cara de la oportunidad, mientras que para los que sí tienen buena solvencia monetaria, la abundancia se transforma en la otra cara de la oportunidad en nuestra sociedad.

Esto lo atisbamos y observamos a diario, por ejemplo; cuando hacemos una fila en una institución x, que como si fuere casi de forma misteriosa, aparece una persona de alta envergadura, la oportunidad de ser atendido de forma más rápida, la recibe dicha persona; las  personas pudientes monetariamente, son las que habitualmente reciben una educación de calidad, debido a la exuberante desigualdad social que reina e impera en nuestro hábitat, los mejores empleos se le otorgan generalmente, no a aquellas personas que tengan las jaeces, habilidades, destrezas e inteligencia necesaria, sino más bien por una recomendación de un tercero, que normalmente forma  parte de la alta alcurnia.

Por lo que en conclusión, debemos de revisar el concepto que popularmente entendemos cuando escuchamos la palabra oportunidad, ya que esta, por lo menos en nuestra sociedad, desde una perspectiva que busca ser más integral y colectiva, plantea que dicho término ostenta dos y quizás hasta más connotaciones, reflejadas muy claramente en las dos clases sociales del sistema de gobierno capitalista: la clase de alta capacidad económica (o rica) y la de baja capacidad económica (masa pobre), es por esto que la intención comunicativa de este artículo, es incitar al lector, a que reflexione y analice, de que la única forma de que haya un auténtico desarrollo económico, social y político en nuestra nación, es erradicar la cara de la carencia de la oportunidad, e implementar la que en términos de beneficios para todo el país, debería ser la única, y es la abundancia de la oportunidad, no importando clase social, económica y/o política, para ver si algún día, nuestra Quisqueya pueda llegar a ser, el país que nuestro patricio Juan Pablo Duarte y Diez y el Profesor Juan Bosch Gaviño, siempre soñaron: una patria libre e independiente.

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Modificado por última vez el Miércoles, 18 Febrero 2015 21:23