El ambiente de inseguridad que vive el país y la falta de alternativas para enfrentarla evidencia lo que yo defino como la deshidratación funcional de las instituciones dominicanas que deben enfrentar el crimen, demuestra que el tiempo no puede congelarse a través de los años con los mismos funcionarios en las mismas posiciones para evitar la resistencia a los cambios que deben registrar éstas e impedir convertirse en víctimas de la falta de innovación y transformación que necesitan, acorde a los avances en el desarrollo del país y sus habitantes.
"El verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento, sino la imaginación", eso dijo Albert Einsten; la falta de imaginación en quienes deben elaborar los programas efectivos contra el crimen organizado y hasta el informal mantiene a los dominicanos a punto de morir de inanición atrapados en un callejón sin salida, víctimas de la delincuencia en sus diferentes manifestaciones, especialmente en el municipio más grande de la República en término poblacional y de mayor potencial de crecimiento económico e inversión, Santo Domingo Este, escenario de los últimos hechos de criminalidad más violentos registrados en el país.
Santo Domingo Este, Rep. Dom.